viernes, 14 de marzo de 2008

Animarse a más

El tema del protagonismo también tuvo su eco en “De Boca en Boca”. ¿¿Uno es protagonista porque su destino se lo marca o su destino se lo marca porque uno quiere ser protagonista??

Paulina Ossona, una de las Abuelas de G.A.I.A., supo enseñarnos hace algún tiempo que "si no te toca hacer los que más amas, no dejes de amar lo que te toque hacer". Cuántas cosas que uno puede leer en esa frase. Como en aquella respuesta que Gandalf le da a Frodo, "...uno no puede elegir el tiempo que le ha sido dado, pero sí puede elegir que hacer con él".

Cuando preparábamos el tema del protagonismo para el programa de radio surgió un debate que sería interesante plantear en estas líneas. La cuestión era si uno es protagonista porque le toca o porque lo decide. Ahora bien, ¿se puede ser protagonista sin decidirse a serlo? Quizás una respuesta a este interrogante nos lo da Paula Marino, que aquel día nos decía "...me gustaría sentirme protagonista de algo en lo que yo pueda dejar mi huella..."Nos parece que por acá pasa el meridiano. Es muy difícil ser protagonista de algo, si uno no quiere serlo. En las situaciones que aparecieron en el programa de radio, hubo personas que hablaron de temas netamente personales, y otros que se animaron a algo más macro, algo que abarcara el país mismo. Y quizás acá aparezca un problema. ¿Por qué? Porque en nuestra vida personal y cotidiana tal vez sea más sencillo ser protagonista. Uno no puede pedirle a otro que viva la vida por uno. La tenemos que vivir nosotros. Pero qué pasa cuando ese protagonismo implica dar testimonio, implica una acción pública, fuera de nuestras casas, que nos compromete y nos obliga. Cómo poder ser parte de algo que vaya más allá de mi cuerpo si no se tienen la voluntad y las convicciones para hacerlo. Retomando esa vieja discusión, ¿acaso San Martín fue San Martín por accidente, porque el destino lo puso ahí, o se trató de una persona con objetivos claros, artífice de su destino, que fue protagonista precisamente porque entendió que para cambiar las cosas había que involucrarse? Qué difícil resulta poder ser protagonista en tiempos de la comida light y los compromisos devaluados. Qué difícil será poder ser protagonista de algo si no entendemos que para ello necesitamos de la ayuda de los demás y que solos no podemos. Entonces, nos queda por hacernos otra pregunta. ¿Queremos realmente ser protagonistas? Creemos que las soluciones mágicas no existen. Que no va a aparecer un "Maradona" de la política que transforme nuestra realidad. La única luz en el túnel está al alcance de nuestra mano. Sólo tenemos que animarnos a alcanzarla. Y quizás ese sea el problema, "Así que deambulo por suburbios cada vez más remotos del periodismo, hasta que al fin recalo en un sótano de Leandro Alem donde se hace una hojita gremial, y encuentro un hom­bre que se anima. Temblando y sudando, porque él tampoco es un héroe de película, sino simplemente un hombre que se anima, y eso es más que un héroe de película."

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